
Recuerdo a P, como una
mujer muy bonita y digo mujer porque a mis 17 años una chica de 20 no es el
común denominador de las niñas. Como decía, P era inteligente y agradable físicamente
tenía el rostro lleno de acné por algún desorden hormonal, tenía unas lindas
caderas (la mejor que había visto hasta esa fecha) una cintura delgada y unos
ojos en los que podías fijarte si andabas despeinado o no.
No puedo decir, que
nuestra relación inicio como esas historias que cuentan algunos "del amor
a primera vista", diría que fue amor al primer beso, después de tanto
joderla por un besito en la academia (como a tantas otras) ella fue la única
que simplemente se animó a hacerlo para que yo dejara de fregar la pita.
Creo que, lo que la
animo a ella, fue la cara de perrito con la pata aplastada por un camión de 16
ruedas que tenía mi rostro, luego del profundo ósculo que me regalo, me imagino
mi rostro desencajado ante la sorpresa de sus labios pegarse con los míos, (a
esa altura de mi vida, mis relaciones amorosas se había convertido en intentos ridículos
y miserables de besar a una chica, sin contar que hubiera sido la hazaña más
grande tocarle las piernas a alguna de ellas) en fin, ella sin pensarlo muchos
segundos luego de mi pregunta - quieres ser mi enamorada? - atraco!!
Los días durante la
academia se volvieron más interesantes, llegaba más temprano al paradero a
esperarla, quedarme en la puerta del baño de damas mientras ella salía,
sentarme al lado de ella en clase mientras aprendía a escribir con la izquierda
ya que la derecha estaba ocupada con su mano izquierda, horas y horas de besos
en algún salón vacío, además de copiar sus prácticas de entrada y sin contar de
pasada alguna mirada picara por encima del hombro hacia el escote al brasieere Peter Pan,
que por esos años ella usaba (ciertos beneficios debería tener esto de ser
enamorado), acompañarla a tomar su custer. etc. Es decir prácticamente a la
academia asistía para vivir, respirar y besarme con P, es más que decir que a
esta altura me arrepiento firmemente, haber perdido tanto tiempo al ingresar a
la U.
Cuando la academia
acabo, durante el 2 año de nuestra relación, yo ya en la USMP (producto de no
estudiar en serio), y ella aun en PRESMarcos, en alguna reunión de reencuentro
de la gente del código de TRILCE, las parejillas que se habían formado durante
o después de la academia, hacían galas de nuevos placeres que se presentan
cuando ya hay suficiente confianza y las calenturas apremian. Curioso pensar
que aquella niña que ahora ya no usaba pilis de mariposas en el cabello
compañera nuestra de clases, enamorada de unos mis mejores patas resultara
semejante tiburona insaciable y gritona, que convirtió a mi pata, un muchacho
bastante tímido y pusilánime en el valentón grosero en el que se había
transformado, al darle de notar que su manera de comportarse había cambiado, el
grupo en carga montón en el que estaba, me dio a notar que el único que aún no había
tenido algo con mi "novia", había sido yo.
Quiero dejar a
entender que este humilde servidor no era una patineta nueva en ese tiempo, (ya
tenía algo de metros acumulados), sin embargo no recuerdo haber pasado por esa
etapa de "fanfarrón machista", que usualmente tienen algunos hombres
a cierta edad, luego de practicar con su sexualidad.
Al otro lado de la
sala, las señoritas también habían estado conversando sobre el tema en cuestión
de manera amontonada, riéndose entre ellas, tal vez haciendo alarde del varonil
espécimen que se habían conseguido, de vez en cuando algunas volteaban a vernos
y soltar una sonrisa pícara o algún gesto de asco a mención de las practicas
que comentaban.
Al salir de la reunión
P y yo, camino a su casa, el silencio en la combi era realmente jodido (me hace
recordar en la actualidad a un poeta peruano, que comentaba al regresar al Peru
y descubrir este medio de transporte "al viajar en combi el tiempo es
relativo"), ni siquiera podíamos mirarnos a la cara y tocarnos la mano,
era como viajar con un desconocido. Cuando un auto a la altura de la Av.
Contructores con la La Molina, cerró el paso a la carro, el hábil chofer de
nuestra unidad hizo uso del freno, generando algo de inercia a los cuerpos del vehículo,
si bien es cierto estas cosas son normales en las calles de Lima ya había
tenido por costumbre colocar el brazo frente al cuerpo de ella a manera de protección,
como un gesto de caballerosidad y galantería, siempre pensé que le había
gustado este tipo de detalles, sin embargo esta vez, cuando coloque mi brazo al
frente de ella, sus mejillas se ruborizaron totalmente, sus ojos se abrieron de
par en par y su reacción fue colocar su brazo antes de que se pecho tocara mi
brazo, todo esto en una fracción de segundos.
Durante todo el
trayecto, tampoco se conversó mucho, al llegar a su casa, presentí que ya era
hora de retirarme al ver su rostro y al esperar mi merecido beso nocturno, me
lo dio en la mejilla y me pidió que de todas maneras me esperaba a las 2pm para
almorzar del día siguiente, ya que su mama cocinaría algo llamado sopaseca.
Camino al paradero,
mi estrenado cerebro era una mezcla de: porque el beso en la mejilla?, el
incidente en el auto, el lunar de D en el seno derecho (D era una de las chicas
que había asistido a esa reunión y que H se había encargado de describir el
lugar exacto de su ubicación), además del por qué; me había pedido que viniera
al dia siguiente si me había besado en la mejilla (y estas cosas solo pasaba,
cuando había hecho algo malo) y era menester rogarle para que se dejara ver
durante toda una semana.
Al día siguiente la disposición
de ella era otra, me recibió sonriente con ropa diferente ya no mas jeans
anchos, polos sueltos, cabello amarrado en cola y sandalias comunes, más bien
con una faldilla entre hogareña y fiestera bastante reducida, nuevo corte de
cabello en degradee, unos zapatitos calados
de taco 3 o 4 bastante sexis y un polillo amarillo de licra a manera de top y
juraria que no llevaba puesto algo de sostén ya que una aureola marrón sobresalía
del color del polo.
Durante el almuerzo
las risas y comentarios de temas comunes iban y venían, nada trascendente, al
momento de ayudar a recoger la meza, ella le pidió a su mama que no se
preocupara, que ella y yo nos encargaríamos de todo, al llegar a la cocina y
dejar los platos en el lavadero, me cogió una mano, me jalo la camisa y tal
cual luchador de la WWF, me arrincono contra una pared, propiciando uno de los
mejores besos recibidos en mi época carioca.
Durante semanas
estuvimos en ese toma y dame sin pasar a otro lado, solamente besos que no
bajaban más allá del esternón y las manos solo de la espalda a la cintura, me
pregunto ahora, si debería haber aprovechado mejor el tiempo, llenarme de testosterona
y utilizar la herramienta que papa lindo nos entregó (el valor), para liberar
toda la presión que me estaba matando hace ya varias semanas, solo tenía que
aventurarme y tal vez linda me hubiera salido, ya que en más de una ocasión nos
dejaron solos en casa.
Una de esas tantas
sesiones de intercambio de bacterias, a punto yo de campeona de una buena vez,
nos dimos cuenta que ya eran cerca de las 8pm y que tenía que proceder a
retirarme, al caminar hacia el portón de mierda, con el pantalón totalmente
incomodo, nos detuvimos en la pared de la puerta contigua a la salida y al
abrazarla para despedirme (de paso tortear un rato), me di cuenta que estábamos
a unos centímetros de la pared y en mi afán de protegerla del golpe, apoye mi
palma en la pared y su correa de metal fue justo a dar a mis nudillos, reacción
que conteste girando y bajando la palma con un dolor de los mil demonios,
quedando sus carnes en toda mi adolorida mano, reacción que provoco una mirada
de aprobación por mi gran movimiento digno del más experimentado de los
casanovas, aunque en mi interior no entendía como había pasado esto, pero que
minimice entrecerrando los ojos y dando un guiño, como dando a conocer mi lado
canchero (que no sabía que tenía).
El momento fue mágico,
juraría que había fuego en el cielo, sabía que de ahora en adelante las cosas cambiarían
y cambiaron...
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